lunes, 14 de septiembre de 2009

Entre Muros


Eduardo Galeano, un escritor uruguayo magnífico dice que nunca es posible callar a la voz humana. Que cuando no se habla con la voz, se habla con las manos, por los poros o con los ojos... Es imposible el no decir...
No puedo callar, así que una vez más te hablo encerrada entre las paredes del silencio que seguís eligiendo. Me entrometo entre las ranuras de mis palabras y los silencios de tu ausencia para dejarte desde ahí, todo lo que me invade. Te hablo desde mis ojos hinchados por derramar lágrimas, te hablo por medio de ésta voz traicionera que se entrecorta por momentos cuando te nombro, te hablo a través de los latidos empedernidos de un corazón que late y se alimenta de vos y por vos... Por los recuerdos que nos regalamos mutuamente.
Hablo sin decir palabras, hablo sin pensar. Hablo por los poros de ésta piel que se eriza por completo cuando traigo a mí los recuerdos de los momentos más altos de nuestra unión, ese amor combinado con altas dosis de locura que alcanzan un nivel de imperfección exquisito.

La pasión del decir es esto... Es la imposibilidad de callar. Porque aún cuando todo parece estar marea en contra, cuando todo parece no tener una salida, el cuerpo humano se hace mensaje y deja salir todo lo que a la boca le impiden soltar, mezclándose entre gestos, miradas, sonrisas y lágrimas. Las palabras van tejiendo, poco a poco, el mapa del sentir que el cuerpo transmite. Las palabras, que parecen vacías, se rompen entre tantos sentimientos acumulados. Hoy, las paredes quieren encerrarme, y es entre éstos muros que mis palabras encuentran un pliegue por el cual se escapan y pueden decir que entre un montón de errores el amor se expande cada vez más asfixiando los espacios vacíos y los llena de vos, sintiendo que ni éste cuerpo ni ésta voz o éstos ojos son míos, sino que son los medios por los cuales te digo que aún hoy te amo, cómo el primer día, sintiéndote en mi alma y llevándote conmigo siempre.

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