sábado, 18 de julio de 2009

La Noche...


No fue un día especial... La noche cayó como un balde de agua fría, entrando por su ventana la luz apenas visibles de los millones de puntitos en el cielo. La luna le jugaba una mala pasada y la develaba más de lo realmente deseado..

De repente su cuerpo se estremeció, un sólo escalofrío la recorrió lentamente, apoderándose de todos los puntos de su piel... El alma se le rebalsó en un llanto desconsolado, gritando por dentro todo lo que hasta entonces venía reprimiendo.. Es que los recuerdos aparecieron otra vez golpeándole la ventana, entrando sin permiso con la oscuridad insólita de esa noche. Se sintió morir de amor dentro de los recuerdos, sintió en lo más profundo que no había más que ese sentimiento puro que le acaparaba el pensamiento durante la cotidianeidad de los días...
Posiblemente su mayor peso es el no sentirse valorada por los demás, y esto lleva a que se equivoque de modos estúpidos y repetidos para luego pagar con sangre cada uno de sus errores. Las lágrimas brotaron como si su rostro se convirtiera de repente en una vertiente. El dolor parece no tener fin, el remordimiento le carcome los huesos y le devora el corazón, cada vez un poco más...
La noche muestra otra cara.. la noche se convierte en su mejor compañera y en el guardían cautivo de sus sueños, la escucha y la acobija entre sus nubes frías y sus estrellas cálidas, dejando un claro-oscuro por medio, sintiendo ese frío-calor traicionero que le recuerdan los momentos más altos del amor.
Ella se deja caer en el profundo sueño que la luna le ofrece, su cuerpo inmóvil, sus ojos encerrados en la oscuridad esperan a que el amanecer entre por su ventana...
El sol le calentó la cara, la abrigó en esa profunda soledad.
La noche ya no aparecía como una mala compañera, sino como una nueva manera de despertar al otro día. Al sentir esa calidez, ese sol que la invitaba a salir de ese encierro inútil que asemejaba una cama, miró al espejo que tiene al lado y con la mayor de las sinceridades le devolvió esa sonrisa ruidosa que denota el buen perfume de la mañana. Ese aroma único de amanecer sintiendo dos almas en un mismo cuerpo.

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