
Cuando no estás, mi vida sigue.
Y encuentro que ella tiene su peso propio.
Casi con alborozo lo descubro.
Puedo sobreponerme a tu ausencia.
Puedo pensar en mi trabajo.
Puedo seguir a cierta velocidad.
Pero a medida que tu ausencia crece, aprende a hablar y me dice que hay un hombre, un olor, un tono de voz, una sonrisa, un cuerpo que mi cuerpo extraña.
Y eso que extraño es una combinación de coordenadas irrepetibles, un caleidoscopio con figuras móviles y espléndidas.
Soporto bien tu ausencia.
Pero cuando vuelvo a tenerte a un milímetro de mi cara, y sé que vas a entrar en mí, tengo la sensación de que nosotros dos somos mejor que todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario