viernes, 2 de abril de 2010

Miradas... y no mirar


Si me mirás, tengo que caer en la realidad de que ya no camino... Siento que vuelo por nubes de papel de cigarrillo. Teniendo frente a mí un par de ojos claros, profundos con una tierna vergüenza que hace que vuelvas hacia atrás y sonrías hace que mi día se convierta en algo diferente, en otra cosa. Ya no es un día, ya no son horas, sólo golpazos alocados en el pecho, largas horas de desvelo mientras añoro con lágrimas abrazos ausentes. Tal vez tus ojos podrían regalarme un poco de paz. Quizás tendría una nueva razón para soñar y pensar que no todo está tan perdido y que todavía se puede amar. Capaz tenga una nueva posibilidad de llegar a la felicidad...

O quizás no. Quizás ni siquiera te des cuenta de que existo, quizás nunca te detengas a mirarme seguro y con ganas de seguir mirando. Tal vez mis sueños son los espejismos que me inspiran a seguir caminando en este desierto de soledad, buscando a gritos un pozo de agua fresca que me devuelva la cordura y tantas otra cosas que tuve que dejar atrás.

Hasta hace unas semanas, me sentí sucia. Llena de culpa, con un montón de jueces que me señalaban con el índice y gritaban desde todos los rincones que tenía que hacerme cargo de las decisiones que tomaba. Y así lo hice... Pero, agregó un par de condimentos más. Por lógicos motivos, asumo mis errores y culpas. Sin embargo, recuerdo que no soy la única que jugaba la partida sino que enfrente estaba aquel flaco pálido, de ojos marrones intensos pero ya a estas alturas apagados por la máscara que los esconde.
Frente a él, perdí miles de batallas. Sangré litros completos con cada mirada, con cada daga certeramente enterrada en un punto estratégico de mi alma.
Pero la guerra parece darme un poco más de calma... Yo jamás usé la máscara! Siempre fui al frente, con mi espada al brazo y mi alma dirigiendo mis acciones. El flaco no pudo. Se rindió frente a las luces brillantes de la noche y esa máscara le sirve para creerse que al menos puede ser feliz.
Hoy me siento plenamente libre. Ya no siento culpas ni suciedades atoradas en los resquicios de mis sentires más profundos. Cumplí mi más enorme condena: logré aceptar que soy humana, que puedo equivocarme y que soy mucho más que una consecuencia del alcohol. Por eso me animo a desafiarte y mirarte a la cara a ver si podés mostrarme los ojos... De hecho, no podés!

Por eso, hoy si me animo a mirar otro ojos que sí me miran fijo, me sonríen y no pretenden mucho más que mirar... No se sabe que pasará, pero yo tengo ganas de probar!

2 comentarios:

  1. "Si me mirás, tengo que caer en la realidad de que ya no camino... Siento que vuelo por nubes de papel de cigarrillo"
    "Pero la guerra parece darme un poco más de calma... Yo jamás usé la máscara! Siempre fui al frente, con mi espada al brazo y mi alma dirigiendo mis acciones".
    Dos preciosidades, dos perlas, en medio de un textito muy bien escrito...y muy emotivo, muy generador de emociones, a pesar de hablar de emociones propias....
    Me gustó mucho, for real...
    Casi al mismo nivel, que la simple alegría de saber que te expresás otra vez. Un hurra por ello!

    ResponderEliminar
  2. Gracias perro!!! Volvemos al ruedo con la espada abajo del brazo! Pelearemos hasta el final, o hasta volver sobre el escudo. Pero nadie puede decir que no lo intentamos!!
    Abrazo de GOL!

    ResponderEliminar